07 noviembre 2005

Yo nací para mirar

Inauguración/Rita en Alta
Me acerco a una mesa encabezada por Chicha Osorio e Irma Rosa. Flashes y más flashes. Desfilando hacia la choppera, saludo a la gente que ha sido invitada para la apertura de Rita en Alta. Una cámara de TV se obstina en registrarlo todo. Y yo estoy en cualquier planeta. Con Sergio Chalub, alabo al quinteto Síntesis. Con Susana Pérez, brindo. Con Fino Pizarro, me acuerdo de Kartum, que no es la capital de Sudán. Un corte de luz provoca escalofríos, pero el desperfecto se repara rápidamente y el chopp vuelve a salir con la temperatura correcta. Al despedirme, Rita me petrifica con una pregunta: "¿Cuándo vas a hacer una de tus fiestas acá?". Afuera, me reciben los relámpagos, tan fugaces como los flashes, tan espontáneos que sólo podrían anunciar el comienzo de una buena racha. Y como siempre que voy a inauguraciones, presiento que algo va a pasar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chicha, Irma, gente invitada, Rita, Sergio, Susana, Fino, Kartum, Sudán, el escuadrón mosquito, la temperatura, los relámpagos, los flashes, la buena racha...
dónde estaba Nacha esa noche?
Desde mi ventana fijo los ojos al primer relámpago hasta quedar ciega por largos minutos. Me gusta hacer eso.
Larry no entiende nada mis debilidades.
Yo tampoco!

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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