Estelares/Captain Blue
Nunca estuve en La Plata pero no se nota. De tanto aplaudir platenses, ya tengo las venas en diagonal. Por eso (y no sólo por eso) llego a lo más bajo de Captain Blue, chapoteo en un vaso gigante de Bieckert y trato de atender al escenario. Digo que me concentro, pero a veces no puedo, mi cabeza se astilla y mi corazón, sobre todo, pende de un hilo. Escucho que desde el micrófono alguien pide “pronta entrega, por favor”. Y me avergüenza que todos vean el sello de “entregado” en mi frente. Me puedo estimular con música y alcohol, hasta que recibo un SMS que me sumerge. Dos nereidas me acompañan en el trayecto. Ya en las profundidades, me sentiré como un arenque. Siempre dispuesto a volver a la superficie en la noche siguiente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario