11 abril 2006

No dejo de pensar

Cualquiera Fest/Casa Babylon
Si mal no recuerdo, la última vez que llovió así, el agua se llevó a cuatro Fiat 600. Es muy tarde cuando el gondoliero que maneja el taxi decide llevarme hasta el Abasto, donde habrá gente como nosotros. Es tan tarde que ya ha tocado Billordo. Y Bicicletas va por el bis sin más ni más. Enhola se planta con formación de trío y copa el escenario. “Helter Skelter”, cantan, pero no veo a ningún Charles Manson. Todos los criminales presentes en la sala se dedican a asesinar vasos. Hasta que por fin salen Los Látigos y la multitud se enardece. Es tan tarde que la lluvia ya no moja sino seca, que la música ya no suena sino huele, que el alcohol ya no embriaga sino alimenta. Estoy tan cerca de la salida que no puedo evitar la tentación y me tiento. La calle Rioja luce sensacional a las cinco. Es una de las pocas que, a esa hora, te recibe con las puertas abiertas.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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