23 octubre 2006

Alunizaje

Todo tiene una explicación. O más de una. Pero no siento la obligación de buscarla. Porque sino, tendría que dedicar todo mi tiempo a encontrar una razón para cada cosa. En lugar de eso, sin motivo aparente, alunicé en Babylon en otra noche de reggae. Me dejé trenzar en el culto rastafari. Por encima de las cabezas, rondaba Resistencia Suburbana. Caminé sin gravedad ida y vuelta hacia la barra. De tanto deambular caí en un cráter que me llevó al lugar indicado. Al lado luna del Oscuro. Ahí mismo, en el Ojo, donde una selenita esperaba a su astronauta. La invité a una caminata espacial. Recorrimos la galaxia hasta que salió el sol y la bóveda volvió a ser celeste. Desde ese día, seguimos orbitando más allá de toda explicación. Fue un gran paso para el hombre. Y un paso insignificante para la humanidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No todo tiene explicación, ni en el lado luna del oscuro... ojo. Me alegro por su retorno tras la caminata espacial (porque estará orbitando, lo cual se nota, pero puede reseñarlo endemientras...).
Saludos JuanK.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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