27 octubre 2006

Punkicidio

A 30 años de aquel jubileo, no caben dudas que la punkitud se parece más a una forma de vida que a una forma de muerte. Townshend & Daltrey prefirieron llegar a viejos antes que arder. Jagger & Richards se paran sobre el cadáver exquisito de Joe Strummer. Por eso me persigno ante La Desatanudos y rezo Anarchy In The UK. Tres músicos francamente desatados piden soga y hay que dársela. Tanto va la baqueta al platillo como el pie al pedal. El contrabajo se arquea de cortes y quebradas, pero no se rompe. La gente no sabe con qué se come esta música: si se baila, si se viva, si se canta, si se aplaude. Todos tocan como si hubiesen abolido el futuro por un decreto necesario y urgente. Indultan al presente e insultan al pasado, ese enano fascista que se cree insuperable. Me contengo las ganas de poguear y encaro hacia la calle. En aquellas noches de Varsovia, como en las del CBGB, no se salía indemne de estos trances.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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