25 octubre 2008

Poder y no querer

No es la Kaaba. Es apenas El Cubo. Un cubo negro. El lugar indicado para empaquetar la sensación que invade a Juan Carlos en este sábado. Está, muy suelto de cuerpo, metido hasta el cuello en una fiesta Total Trash. Su testa, sin embargo, pende de una cita imposible. "Si puedo y podés te llamo y nos vemos", decía el mensaje de texto. Como siempre, se trata de una cuestión de poder. De querer poder. Se monta sobre la tarima de El Cubo una banda de rock, que se baja sin tocar ni siquiera un tema. Los vasos pasan de mano en mano. Los músicos vuelven a subir y esta vez logran arrancar con el show. Hay un sentimiento incontrolable y ruidoso en el ambiente, una voluntad de impacientar al silencio. En cierto momento indefinido de la noche, Juan Carlos se da cuenta de que sus pasos han atravesado la puerta hacia el exterior, que han sincronizado con su pensamiento de una vez por todas, que han entendido que no hay citas imposibles. Ahora, se trata de querer. O más bien, de poder querer.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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