08 diciembre 2005

Borges

El dependiente/Leonardo Favio

Las caídas de ojo de la señorita Plasini cambiaron para siempre la vida de Fernández. Su recato, su donaire, sus tecitos, fueron construyendo la trampa. Y Fernández cayó, entró como caballo, galopó como un gato, gateó pidiéndole la mano cuando menos lo tenía pensado. Todo el Gran Rex sabía cómo iba a terminar esta película de Favio, menos Fernández. Todos intuíamos lo que buscaba la Borges, menos Walter Vidarte. Graciela tenía incandescentes 26 años cuando se rodó esta película, en el pueblito de Presidente Derqui, partido de Pilar, provincia de Buenos Aires. Favio confiesa que había hablado con otra actriz para ese papel, pero que cuando la vio a ella cambió de idea. Si Fernández no la hubiera conocido, la señorita Plasini jamás nos hubiera abierto sus pestañas de par en par al preguntarnos:"¿Usted no practica ningún credo?".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que ser valiente para reconocer un amor a primera vista.
Sin-Tía

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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