12 diciembre 2005

Llovió y paró

Después de la lluvia/Medida x Medida
Ya se ha desatado el aguacero. Todavía no estoy seco cuando me abrazo con el pelado Paiva y el Ale Orlando, dos Modernos modernos. Me siento en la tribuna. Extraño los paravalanchas, los cánticos, los choris, los insultos al cuervo. Pero esto es otro partido. Un todos contra todos en el que todos salimos perdiendo. En un instante, los actores dejan de ser actores para mí. Son su personaje. Por eso vuelvo al teatro. Porque no hay todopoderoso que pueda lograr eso. Sólo ellos. Pese a semejante esfuerzo, se nota que el texto original tiene 12 años. Las pesadillas de entonces ya se han hecho realidad. Aquel grotesco es hoy moneda corriente. Al final, me sacan el aplauso a fuerza de ver cómo ocho actores se juegan el pellejo. La lluvia ya paró en honor al negro Olmedo. Me voy. Alguien me espera en un bar, con los diarios abiertos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

los actores son así, suelen verse como humanos.

cantó blades y después lo mejoró el salmón:
"... Pero cuando el show se acaba
Soy otro humano cualquiera
Y sigo mi vida por risas y penas
Por ratos amargos y con cosas buenas..."
Sin-Tía

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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