29 diciembre 2005

Soledad sin para qué

Pornois/Centro Cultural España Córdoba
Desde las bandejas, Leandro Frías, el quinto Pornois, arroja una ducha musical para distender los corazones. Un par de ojos que baila en el bullicio se me acerca, me habla de proyectos, de días por venir, de madrugadas que fueron bienvenidas. Es la última noche en el Planeta Córdoba. Después, la gente se perderá el rastro, se rastreará por los caminos digitales. El tema de conversación son las vacaciones: cómo, cuándo, dónde, cuánto. La escena se encuadra en el patio menor de la casona, donde regalan vasos de cerveza hasta agotar el stock. Mientras tanto, en una sala con temperatura de microondas, los Pornois se deslizan con sus tablas sobre la cresta de la ola. La pantalla ilumina el mundo de los adioses. El vértigo final. Un epílogo abierto a la manera de una herida que sólo el verano podrá cicatrizar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

linda mi foto de mi terraza con mi manguera que acabo de vender, como pasa el tiempo no?

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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