11 enero 2006

Perversión potable

Año Nuevo/Cofico
El paso de un año al otro es tan sencillo como dar vuelta un reloj de arena cada vez que ha vaciado su contenido. Pero gran parte de la humanidad elige esta fecha para resetear su vida, borrar y abrir una nueva cuenta, pisar el pasado, poner en cero el cuentakilómetros. Y no recuerda que hizo lo mismo cada 31 de diciembre sin obtener ningún resultado. Es una perversión consensuada, por la que muy pocos nos salvamos de atravesar. Mientras la ciudad ya se ha saciado de artificios, en Cofico las copas siguen chocando. En la primera madrugada de 2006, lo único que ha cambiado es el escenario de Mercado Rivera, que se trasladó de El Galpón a Peekaboo. Las mismas caras, las mismas sombras que en 2005. Me siento a charlar sobre cultura con un trago en la mano. Y percibo cómo se me vuelve a escurrir entre los dedos la arena del reloj.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en peekaboo podés encontrar a alguien para las charlas de juan carlos... en el multiespacio del chateau no se hablaba, se bailaba y si no se hablaba se estaba abrazado al inodoro.

sin-Tía

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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