Un señuelo para Sandes/Alejandro González Foerster
Nadie que lea este libro podrá ya caminar por la costa de la Cañada parsimoniosamente. Mirará de reojo los tableros de ajedrez, medirá las ochavas, recorrerá con la vista cada bloque del muro. Se apeará de los taxis sólo para sentarse a ver pasar los autos. No digo que a partir de ahora seré pródigo en limosnas. Tampoco entraré a misa ni hablaré con sacerdotes, porque no me cabe. Pero la próxima vez que Alejandro González Foerster venga a visitarme, sabré lo que se trae entre manos. Y estaré predispuesto a que me imprente. Después de todo, ¿qué es la eternidad sino convertirse en un personaje literario?
2 comentarios:
como preTexto Potencial, te digo que no es Puro cuento...
con alejandro foerster pasa que un suceso que se confunde con la realidad cotidiana sin perder por ello su naturaleza singular.
con mi amigo larry pasa lo mismo.
está detrás de esa puerta o desapareció cuando contesté el portero?
SinTía
eyyy, con la iglesia noooo. que vengo hablándole muy bien a la curia de juan carlos!!! es para ver si lo dejan ingresar en el convento de las carmelitas descalzas, que hace tiempo no ven a un hombre sin visos de lujuria.
saludos desde cura brochero.
el reverendo alegría
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