Sur Oculto/990 Arte Club
La raza de los músicos que tocan en Córdoba no figura en los manuales de antropología. Pero algunos de ellos aparecen en el abecé diario de la crítica especializada porteña. Cuando bajo por las escalinatas a la catacumba de 990, Sur Oculto está explicando sin palabras por qué su música es tema de conversación en la Bond Street. Los vasos de cerveza se prestan inútilmente. Ningún líquido podrá nublar la conciencia, en tanto lo que suena la provoque hasta la excitación. En vez de un video artístico, podrían proyectar Showmatch en pantalla gigante. Nada conseguiría adormecer los sentidos que se están desperezando. A la noche siguiente, los aplaudirán en La Trastienda, en Buenos Aires. Al mes siguiente, los veré con menos ruido en el Cineclub Municipal. No hay freno para esta suelta de ímpetus. En una fría tarde de mayo, sentado a la mesa de un bar con este mentado trío, llegué a sospechar que los aquejaban cuestiones terrenales. Que mirábamos pasar los mismos autos, las mismas hojas, las mismas chicas sonrientes de Alto Verde. Ahora ya sé que no. Ellos están arriba del escenario. Sur Oculto es lo que está pasando. Y nosotros estamos abajo. Bien abajo. Mirando pasar.
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