06 septiembre 2006

La butaca del prócer

Cyro y la Liga Premier/Ensayo de Orquesta.
A finales de los sesenta, como banda de sonido de las arengas de Agustín Tosco, Los Bichos acunaron el beat local y sus estribillos calaron hondo en el espíritu de la época. En el hall del Cineclub Municipal, recién salido de aplaudir a Cyro, me encuentro con Carlitos Avalos, bajista y cantante de Los Bichos, ahora de fan de la Liga Premier. Durante el show, alguien golpeó todo el tiempo en el respaldo de su butaca hasta fastidiarlo. Grafitearon el bronce del prócer del rock, que se había bajado de su caballo para comprobar cómo el beat not dead. Pasaron 37 años desde aquel disco. Después, Carlitos se subió al colectivo de Billy Bond y su Pesada. En ese tiempo remoto, la estación terminal estaba entre Trejo, San Luis y Vélez Sársfield. En 1969, Cyro no hubiese actuado en el Cineclub Municipal, sino en Unione e Fratellanza. Y nadie lo hubiera podido comparar con Morrissey por sus mohines sobre el escenario.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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