29 noviembre 2006

Virus

"¿Dónde andás?", dice el texto que irrumpe en la pantalla de mi teléfono. "I will be your knight in shining armour/Coming to your emotional rescue", suena en la radio del taxi. "Estupendo, pasame a buscar/Te aseguro, no voy a estar", estribilla el cantante de Azafata en un galpón de Palermo. Los mensajes se entrecruzan como globitos de un cómic, van escribiendo la historia de nuestra vida mientras nos dejan pasmados. En la feria BAFIM, el amigo Gustavo Alvarez Núñez nos abre el cortinado que separa a los famosos de las personas comunes. El Jefe de Gobierno porteño dialoga ante cámaras con Fabiana Cantilo. En la barra sirven tragos indistintos. Este es un mundo tan virtual como el de la pantalla, desde donde un correo me pide "Llamame". "Quiero quedarme, no digas nada", canta Fabi cuando le toca el turno. "When you're ready we can share the wine", sugiere Debbie Harry por el parlantito colgado de la pared de un restaurante. Si el lenguaje es un virus, voy llamando a una ambulancia ya.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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