28 diciembre 2006

Cinturones desatados

Mientras estoy viendo cómo Azafata desata todos los cinturones para que la gente eche a volar, ya me prefiguro lo que va a pasar mañana en mi fiesta, en este mismo escenario. Con los DJ Charlatans al comando, la pista pop del Ojo iniciará la cuenta regresiva que precede al despegue. Sólo al mirar por las ventanillas, los bailarines se percatarán del fraude: la nave seguirá fija en el mismo lugar; pero nuestra cabeza estará a diez mil metros sobre el nivel del mar. Con Simbad y Lexdínamo, la pista electrónica atravesará las nubes en un loop vertical que disfrutarán los amantes de las acrobacias. Los cuerpos en movimiento (incluyendo los de Fede Flores, Magda, Conchita y Luciano Le Bihan) se arquearán atravesados por infinitas fuerzas vectoriales. Con el clarear el alba, hará su arribo el prologuista de mi libro, procedente de un festival de jazz. A una velocidad que se mide en nudos desatados, el vuelo nos habrá trasladado hacia delante. Aterrizar será un tarea heroica. Y nuestro equipaje de prejuicios se habrá extraviado de manera inexorable.

1 comentario:

pasajera dijo...

Bonitas crónicas ¿?

d.-

¿Chat?

Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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