19 marzo 2007
Lo nuevo es lo más, viejo
Cuando entraba al Orfeo para ver a Gustavo Cerati, no podía saber que por la madrugada, los agentes municipales impedirían que toque Sergio Pángaro en el comienzo del ciclo Mis Amores. Cuando por la columna de sonido reproducían Talk Talk, The Cars, The Rapture y el "Ashes To Ashes" de Bowie, no tenía más expectativas que las de ver qué hay de nuevo, viejo. Después, recién después, sabría lo que es bueno. Aprendería que la primera impresión a veces puede sólamente impresionarnos. Y que la segunda impresión, en tal caso, es la que nos queda impresa. Y al tañir de "Crimen" saldría disparado hacia el puente. Esquivaría el Dino por su exceso de obviedades y me explayaría sobre la superficie de estacionamiento. Entonces, recién entonces, sabría lo que es malo. Comprendería que en el supermercado de los sueños, el precio del ayer ha sufrido el rigor de la remarca.
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