"El es Junior López". Huergo Martín me presenta en horas del mediodía a quien será el monarca de Dorian Gray cuando los teléfonos móviles señalen las tres de la mañana. Por el sector exclusivo de la disco se manifiestan los músicos de Azafata. Nadie sabe que dos aviones están a punto de chocar en vuelo. Ni siquiera yo, que ahora lo estoy contando. Lo que todos saben es que más temprano que tarde nos iremos en una procesión que será la envida de Alta Gracia. Mientras tanto, el VIP se ha superpoblado de cintitas. Las urgencias se superponen en la entrada de los baños. Y un patovica supervisa a la pareja que se prodigaba fogosidades en un rincón. Junior López, que ignora todos estos excesos, maneja la situación hasta el final con el gesto que Gardel admiraba en Leguizamo. Al otro día, cuando la tormenta de Motorhead truene en el barrio, muchos se arrodillarán para pedir perdón.
09 mayo 2007
Monarcal
"El es Junior López". Huergo Martín me presenta en horas del mediodía a quien será el monarca de Dorian Gray cuando los teléfonos móviles señalen las tres de la mañana. Por el sector exclusivo de la disco se manifiestan los músicos de Azafata. Nadie sabe que dos aviones están a punto de chocar en vuelo. Ni siquiera yo, que ahora lo estoy contando. Lo que todos saben es que más temprano que tarde nos iremos en una procesión que será la envida de Alta Gracia. Mientras tanto, el VIP se ha superpoblado de cintitas. Las urgencias se superponen en la entrada de los baños. Y un patovica supervisa a la pareja que se prodigaba fogosidades en un rincón. Junior López, que ignora todos estos excesos, maneja la situación hasta el final con el gesto que Gardel admiraba en Leguizamo. Al otro día, cuando la tormenta de Motorhead truene en el barrio, muchos se arrodillarán para pedir perdón.
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Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.
EL FANZINE
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