30 mayo 2007
Una vida no basta
Uf, cuánta coquetería en sus pequeños dedos sobre la lata de Budweiser. Tan fría la lata como sus manos bajo la carpa del Electrorock en Club F. Tan frío Club F como el comienzo del show de Adicta, dentro de un vestuario que troca boas por bufandas. "¿Debo yo siempre resignar?", pregunta Toto echando humito mientras canta. Paseamos por el resto de la disco como si estuviéramos en el Super Park. Muy pronto voy a comparar el sabor de estas cervezas con el de aquellas sobredosis de tutuca en el Gusano Loco. Cuando lleguemos a Peeka tomaremos nuevas sendas. Yo me quedaré en el Vip atento a May y Lexdínamo. Veré pasar los cuerpos como si girasen en la vuelta al mundo. Comprenderé que no basta con una noche, un trago, una vida, para que las penas terminen de ahogarse. Y ya en plena resignación, me entregaré a la fiesta sin reservas. Por la mañana, un camión de residuos pasará por la puerta de Club F y compactará las latas. Qué grande ha sido nuestra sed y, sin embargo, ay, mirá lo que quedó.
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