18 junio 2007
Carita de alfajor
No hay forma de encontrarle la vuelta. Las cosas son así, tal como se presentan. Los vínculos ya no se establecen, las conexiones resultan clandestinas, lo real no se condice en nada con lo virtual. Las acciones llegan después que las reacciones. Los errores se manifiestan primero y los ensayos, después. Los efectos se anticipan a las causas. Por eso, "Emocionado", el disco de Fidel Nadal, viene mejor que nunca. Sopla las cenizas, enciende las brasas, aviva el fuego. Al calor de su dancehall, crepitan las penas que ya no quieren ahogarse. Las canciones templan el espíritu rastafari y cada una va en busca de la siguiente sin mezquindades aparentes. Las letras hablan de las bondades del amor, la vida y el reggae. Fidel atiende a su corazón y derrama buena vibra. "Yo quiero ser el cantante, el que escuches cuando te levantes", confiesa. Y consigue su objetivo: aunque en ningún momento diga "get up, stand up", logra poner en movimiento los músculos que se resisten a entrar en acción.
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