13 diciembre 2007

La misma canción


"The Song Remains The Same" fue la primera película de rock que vi en mi vida. Tenía 16 años y el acomodador de El Angel Azul casi no me deja pasar. Por una escena en la que se ve a una chica fumando marihuana, la dictadura habia calificado a la peli como "prohibida para menores de 18". A la salida fui a una disqueria y compré el disco doble con la banda de sonido que incluía un álbum de fotogramas. Al mes ya podía tararear de memoria todos los solos de Jimmy Page. Al año siguiente moría Bonzo, se disolvía Led Zeppelin y yo me volvía punkie. Pero nunca me pude olvidar de la parte en la que hablan de Little Richard. En 1973, sobre el avión que los iba a depositar en el Madison Square Garden, ellos decían que la canción seguía siendo la misma. Y hoy que la banda regresa, con Bonham Junior atronando, la frase se actualiza como una plegaria. Estoy escuchando y mirando "Mothership". Y por poco no les pido que toquen "Long Tall Sally".

1 comentario:

Cloe dijo...

oh, juanK, yo me acuerdo el fotograma de mi propia vida en el momento en que una amiga de la esquina venía a decirme que fuésemos a ver la peli de zeppelin... pero yo era más del sinfónico, más de emerson lake and palmer... más de génesis, más de vender inglaterra por una libra y más de Yes (amaba los falsetes de Ion Anderson; a propósito, vino a hacerlos las semana pasada a la vuelta de mi casa de Madrid,jaja) y esa vez, en aquella vereda, desistí y no fui al Ángel Azul... Unos pocos años después me enamoraría en la bahía de Lapataia (T. del Fuego) con "All my love" (to you beiiibbb), en la voz de Robertito Planta, otros meses después tendría un novio que imitaba ridículamente a JImmy Page tocando la viola y otros pocos tiempos después, otro novio zeppeliniano que me duró 20 años. En síntesis, lo quisiera o no, mi vida es la de la canción que es la misma...
abrazo,

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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