El vaso de fernet pasa de mano en mano como un cáliz. Estamos sobre la costanera de lo que alguna vez fue el lago San Roque. La sequía nos ha condenado: el calor no permite vivir de día y por eso nos adelantaron el reloj para prolongar la noche. Estamos de espaldas a Zebra, la disco donde nos proponemos pasar el verano. Jonás nos recibirá en la puerta con un abrazo que es a la vez reclamo: no volvemos aquí desde hace casi un año. Pablo Layús también nos dará la bienvenida antes de su primer balde. Y a la vez estarán el Hurón, CJotita, la Marce, Fantasy. Musicalizarán DJ Volumen y el Fede Flores. Habrá chicas de todo calibre para que la excitación se dispare. Pero todavía falta un rato para entrar. Seguimos acá, sentados en un banco, zarandeando los cubitos del 1882 hasta deshielarlos. Y el rocío que cae aunque nunca será lluvia. Y la humedad ambiente que promete un merecido diluvio. Pero no cumple.
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Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.
EL FANZINE
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