Descansamos nuestras humanidades en el bar del Club General Paz Juniors, frente a una mesa que soporta vasos y botellas de cerveza. En la tele está jugando River versus el América. Y en el tinglado está tocando Calle 13. La sensación térmica en esa zona se mide en hectolitros de sudor. El meneo es un ida y vuelta colectivo con prisa pero sin pausa. Hemos sido testigos y cómplices. Calle 13 nos ha inyectado la energía necesaria para subir a otro nivel antes del game over. Así que esto viene a ser hoy la música latinoamericana, el mensaje combativo, la pasión militante antiimperialista. Así que se puede perrear contra el sistema. Así que se vale todo. Tenían que decirlo Residente y Visitante. Tenían que ponerlo en práctica para adiestrarnos. Y ahora somos la guerrilla del deseo, la pasión politizada. Una vez comprendido el mensaje, pedimos permiso para echar un trago. Y mientras Juniors arde como nunca antes, tomamos una mesa por asalto y nos aferramos al envase más helado. Una chica que viene del show se nos acerca y nos pide fuego. Como si no hubiese tenido suficiente ya.
1 comentario:
Cuánto calor, de veras! Pero q bien se lo pasó...
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