05 abril 2008

La casa del sol poniente

No fueron los vampiros los que mataron a Sharon Tate, sino el clan Manson. Por eso, siendo las cuatro y media de la mañana, entro tranquilamente al Vampire Club y me asiento en la banqueta. En el vaso de plástico han depositado el contenido de una Bieckert. Y dentro del televisor, Ian Curtis insiste en cantar desde la ultratumba que el amor nos separará otra vez. En la Catedral Gótica de la ciudad, el sumo pontífice del dark aparece en una pantalla para repetir las palabras santas. Para señalarnos el camino del sinamor y la desesperanza. Para reconfortarnos en nuestra incomodidad. Siendo las cinco y media me retiro en paz. La ceremonia ha finalizado. Del optimismo inicial sólo me quedan migajas. Y me parece que escucho a Eric Burdon entonar cavernosamente una vieja canción. Aquella que le pide a las madres que alerten a sus hijos sobre un lugar en New Orleans, donde enseñan mejor que en el Cafetín de Buenos Aires a entregarse sin luchar.

1 comentario:

Cora dijo...

Nada como sentarte y sentirte observado por Marilyn Manson desde el pequeño cuadrito colgado en la pared.

Juank, te dejo un saludo vampiresco desde mi bunker personal!

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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