Me encargaron para la revista La Central que escriba una nota sobre la vuelta de la Quinta Electrónica. Y allá vamos, tempranito nomás, a espiar qué tan lozana se mantiene la movida electro después de una década de fiestas. Una fotógrafa se encarga de retratarla en distintas poses. En su cámara, se almacena un registro de postales que no tienen tiempo ni lugar. Porque la Quinta es este viernes apenas un granito del polvo de estrellas de la galaxia de un género que desea retener el cetro de la modernidad, cueste lo que cueste. En el warm up, Andrés Oddone la reviste de reggaetón con una canción de Princesa. Desde la barra, se mantiene la ortodoxia de ofrecer speed con vodka en desmedro de la birra o el fernet. Y recién pasadas las tres de la mañana se produce el arribo de los dancers. Porque todos saben que en esta época amanece más tarde. Y porque hasta que llegue ese momento, la vida evolucionará siguiendo las órbitas de un magnetismo que la física nunca sabrá explicar.
(Foto gentileza de Cecilia)
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