09 noviembre 2005

En un punto de fuga

Viernes/Punto de Fuga/Zona del abasto
Aparecieron de a uno, de a poco. Sumándose lentamente sobre la precariedad de la situación, con la suficiente creatividad para la ocasión. De rodillas en el piso, haciendo expulsar melodías lejanas al silencio del bosque: ese era Víctor Da Cunha, improvisando un xilofón sobre unos trozos de madera encontrados en esta, la tierra que habitamos. Y vino la batería, de la mano de un negro tímido. Y la trompeta de un virtuoso de origen vasco, que no dejaba de señalar el espacio para dejar las colaboraciones. Luego fue un Iscaro de guitarra sin clavijero. Y desde lo lejos, detrás de todos, la inmensidad del contrabajo de Lorenzatti, en un tono siempre ritual. Habrá que darse una vuelta de vez en cuando. A ver si vuelven a aparecer. Yo hubiese querido ser cualquiera de esos instrumentos. Prometo volver a intentarlo en un punto de fuga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola Juanca. ahora estoy alejado de la noche cordobeza.. pero no pierdas la esperanza de un brindis con la santa bebida en nuestras manos.
h

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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