Viernes/Punto de Fuga/Zona del abasto
Aparecieron de a uno, de a poco. Sumándose lentamente sobre la precariedad de la situación, con la suficiente creatividad para la ocasión. De rodillas en el piso, haciendo expulsar melodías lejanas al silencio del bosque: ese era Víctor Da Cunha, improvisando un xilofón sobre unos trozos de madera encontrados en esta, la tierra que habitamos. Y vino la batería, de la mano de un negro tímido. Y la trompeta de un virtuoso de origen vasco, que no dejaba de señalar el espacio para dejar las colaboraciones. Luego fue un Iscaro de guitarra sin clavijero. Y desde lo lejos, detrás de todos, la inmensidad del contrabajo de Lorenzatti, en un tono siempre ritual. Habrá que darse una vuelta de vez en cuando. A ver si vuelven a aparecer. Yo hubiese querido ser cualquiera de esos instrumentos. Prometo volver a intentarlo en un punto de fuga.
1 comentario:
hola Juanca. ahora estoy alejado de la noche cordobeza.. pero no pierdas la esperanza de un brindis con la santa bebida en nuestras manos.
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