Cosquín Rock/Comuna de San Roque
Caminar, siempre caminar. De abajo a arriba y de arriba a abajo. Los megafestivales se viven de pies a cabeza. Y la idea es ver todo, aunque la sensación que queda es no haber visto nada. Un amigo en la VIP, otro amigo en la Gold... y un montón de amigos haciendo cola para comprar una hamburguesa. Alguien grita "están robando" y no se sabe si habla de pungas, de músicos o de organizadores. Yo me paso esos días evitando pensar qué haré cuando esto termine, cuando en San Roque vuelvan a pastar las ovejas, cuando entrar al predio no requiera de pulseras ni de tickets. Pero no puedo. Es imposible. La vida real (y la vida Rial) transcurre ahí fuera, no se detiene. Y bajarse del tren loco del Cosquín Rock, es como llegar de regreso de un viaje realizado a la velocidad de la luz. Todo ha envejecido. Pero nosotros seguimos siendo demasiado jóvenes.
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