21 agosto 2006

Un, dos, tres, cuá

Lucila Cueva/990 Arte Bar
A ver cómo empiezo esto. Correspondería arrancar por el show de Benigno Lunar en el España Córdoba, donde las chicas del fanzine Japón reparan en la importancia del ser masculino. O quizá lo mejor sería iniciar en relato por la previa en la casa de mi amigo Ruben Lamadrid, porque allí se escucha el "Blitzkrieg Bop" acompañado por una catarata de Warsteiner. O lo correcto sería principiar la historia en la casa de Ric, con música cool, devotchkas y vasos de vodkamiel que saben a néctar. Pero coincidirán conmigo en que habría que comenzar por la llamada de Nacha, a la medianoche, citándome en la puerta del lugar donde las Lucila Cueva han planificado su aterrizaje. Ellas viajaron a Liverpool, England, England, across the Atlantic Sea. Y ahora, ya de vuelta, salen a matar. Nacha está para la foto. No puede reírse así como se ríe cuando le pregunto lo que le estoy preguntando. Ninguna respuesta me hubiera gustado más, ella lo sabe. Ningún final mejor que este final, después de todos los holas y todos los adioses de esta noche, en la que me entregué al raro placer del saludo a mansalva. Antes de irme, por supuesto, pasé por el guardarropa y, tras entregar el comprobante, retiré las esperanzas que me habían hecho dejar al ingresar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

todo bien
las chicas estan buenas y todo

pero sus cancioneS?
mmmmmmmmmmmmmmmmmmm

Anónimo dijo...

juan: cuanta megalomania berretas. Las chapas ya te volaron hace tiempo...
y seguis sin existir

Anónimo dijo...

Hola me gustaria saber si la banda tiene alguna pag. a la que pueda acceder para mas información, la verdad que la banda esta muy buena, me interesa....

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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