30 noviembre 2006
Silbatina
Un silbato suena a foul, a off side, a final del partido. Las bandejas de las tribunas amplifican ese sonido y lo elevan hasta el séptimo cielo. La hinchada putea. Fuera de ese contexto, Junkie XL arbitra otro tipo de bandejas en Lokitas y recibe un tsunami de silbatos. No le importa. Sigue avanzando. Comete falta de matices, queda en posición adelantada con respecto a mis expectativas. No le importa. Sigue avanzando. Afuera las nubes descargan la furia de sus gotas sobre el Chateau. Sobre el estadio donde por siempre resuenan insultos y silbatinas. Y Nacha baila. Baila con si esto fuera Amsterdam. Baila como si cada silbato marcara el comienzo del juego. Y yo no sé por qué tengo esta perversa costumbre de andar por ahi, intelectualizando.
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