30 noviembre 2006

Silbatina

Un silbato suena a foul, a off side, a final del partido. Las bandejas de las tribunas amplifican ese sonido y lo elevan hasta el séptimo cielo. La hinchada putea. Fuera de ese contexto, Junkie XL arbitra otro tipo de bandejas en Lokitas y recibe un tsunami de silbatos. No le importa. Sigue avanzando. Comete falta de matices, queda en posición adelantada con respecto a mis expectativas. No le importa. Sigue avanzando. Afuera las nubes descargan la furia de sus gotas sobre el Chateau. Sobre el estadio donde por siempre resuenan insultos y silbatinas. Y Nacha baila. Baila con si esto fuera Amsterdam. Baila como si cada silbato marcara el comienzo del juego. Y yo no sé por qué tengo esta perversa costumbre de andar por ahi, intelectualizando.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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