Nochecita de domingo en la que Boca no podrá consagrarse. Estamos en Documenta pero no para ver teatro, sino para asistir a una cumbre de DJs a plena luz. Merodean Chelo Scotti, Martin Huergo, Lexdínamo, Andrés Oddone. Algunos bailan porque no les da para quedarse quietos. Algunos charlan porque no les da para bailar. Algunos han optado por permanecer en la sala más grande, para ver a Tomates Asesinos en su salsa. Un show tan hot como la sensación térmica reinante. Y sí, Córdoba hierve en estos días y el vapor sale disparado como si la ciudad fuese una olla a presión. El vapor, en esta fiesta Niú, huele al mismo guiso que se ha cocinado en todos estos inviernos. Habría que preguntarle al chef qué ensalada recomienda para veranear. Pero ya nos vamos a La Perla. Y mientras un loop de comentarios deportivos emerge de los televisores, la suprema napolitana se apropia de mi plato hasta vaciarme de otros apetitos y voracidades.
19 diciembre 2006
Que espere la ensalada
Nochecita de domingo en la que Boca no podrá consagrarse. Estamos en Documenta pero no para ver teatro, sino para asistir a una cumbre de DJs a plena luz. Merodean Chelo Scotti, Martin Huergo, Lexdínamo, Andrés Oddone. Algunos bailan porque no les da para quedarse quietos. Algunos charlan porque no les da para bailar. Algunos han optado por permanecer en la sala más grande, para ver a Tomates Asesinos en su salsa. Un show tan hot como la sensación térmica reinante. Y sí, Córdoba hierve en estos días y el vapor sale disparado como si la ciudad fuese una olla a presión. El vapor, en esta fiesta Niú, huele al mismo guiso que se ha cocinado en todos estos inviernos. Habría que preguntarle al chef qué ensalada recomienda para veranear. Pero ya nos vamos a La Perla. Y mientras un loop de comentarios deportivos emerge de los televisores, la suprema napolitana se apropia de mi plato hasta vaciarme de otros apetitos y voracidades.
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Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.
EL FANZINE
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