28 diciembre 2006
Con el pico para abajo
Ocho baldes sobre los que flotan igual cantidad de botellas con el pico para abajo. Ese es el resultado de tanto brindar en la madrugada del 25 de diciembre. La justa medida para no recordar las penas y para que los guiños de felicidad aparezcan en bold y subrayados. La posología exacta para olvidar que el verbo Nacha, a partir de ahora, se conjuga en pasado. Y que las decepciones nos silban al oído su triste valsecito a pesar de que interpongamos un millón de iPods. La pócima indicada para que entren en fluorescencia todos los abrazos. Para que las diatribas recibidas mueran en la opacidad. Para que el ninguneo se someta al peor de los castigos, el de enfrentarse a su propio espejo. Y para que nunca se derritan los cubitos del agradecer. Sobran los motivos entonces para haber abusado de la cristalería. Porque ya se sabe que en el país de los alegres, el borracho es rey.
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2 comentarios:
Juan Carlitos! que tengas un lindo año!!! aflojale un poquito en enero haci te preparas bien para febrero y sus noches jiji! gracias por estar!
Felicidades por el blog y por lo de "La Voz". Gracias!
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