31 marzo 2007

¿Rumbo? ¿Qué rumbo?

Dorian Gray vive en plenitud su noche Huergo. Yo vengo ya sin rumbo fijo, herido de vida por La Desatanudos en MxM y dispuesto no salir indemne de esta tragicomedia. Por momentos, me parece estar en el set de filmación de "Simply Irresistible". Piernas que van y vienen, pero que sobre todo van. Kill CJ que festeja en el rincón donde mullen los sillones. Y una chica Japón que me habla de ciertas costumbres europeas: dice que la gente solitaria anda por las calles de Roma portando remeras con códigos para que otras soledades andantes les manden mensajes de amor a esos números. Escucho el relato y empiezo a ver todo lo que me rodea con más claridad. Queremos entrar al VIP para después salir. Queremos venir a Dorian para después ir al Ojo. Queremos que nos llamen para después decir que no estamos. A esta altura, mi rumbo se ha desdibujado tanto como el maquillaje del travesti más alto del lugar. Que me disculpe Morrissey, pero con colgar al deejay no vamos a solucionar nada.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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