18 junio 2007

Malestado

Sorpresa. La gente del arte pide que actúen las fuerzas represoras, que se lleven presos a los revoltosos, que apliquen mano dura con ellos. También aplaude cuando los uniformados cargan a unos pocos sujetos en la camioneta policial. Reveladora performance la que se vivió en el Centro Cultural España Córdoba durante lo que pretendía ser la presentación de un libro con obras de Alfonso Barbieri. Extraño episodio que puso a un puñado de ultramontanos en el papel de rebeldes; y en el otro rincón, un grupo de consumidores de arte se ubicó en el rol de bregar porque se mantenga el orden. Estados alterados por tanto malestar. Un artista acepta no exponer algunos de sus cuadros a pedido del público. Un centro cultural se muestra tolerante ante la intolerancia. La libertad de expresión se ha roto en mil pedazos, ha sido pisoteada y manchada con sangre. Ahora, podemos volver a nuestras casas en paz, para seguir con "Bailando por un sueño" y "Gran Hermano".

2 comentarios:

gastón sironi dijo...

tan precisa su disección como la elección de las palabras, JuanK

córdoba está cada vez más coolturosa, ¿no?

le mando un abrazo y buenos vientos
GS

Daniel O. Requelme dijo...

Ocurrió
En el Centro Cultural España Córdoba (C.C.E.C.) un incidente de mediana repercusión cuyo antecedente y calidad y cantidad de opiniones vertidas por distintos medios justifica no insistir con mas de lo mismo.

Edgardo
Livitnoff en su columna del diario La Voz del Interior el 10 de Junio de 2007 se atreve con una referencia a la responsabilidad que le cabe a la sociedad y a los medios: “Tendemos a crear polémicas alimentándolas con posturas extremas…” “Nutrimos el escándalo…”

Ante la posibilidad del agravamiento de la situación que adelante se trate de “accidente” y no de “incidente” cuyas consecuencias a lamentar pueden perfectamente evitarse es posible convocar a los medios de comunicación a un debate franco con la intención de modificar la política de difusión de actos culturales correspondiente a cada uno.

Nuestros jóvenes artistas, creadores merecen nuestro reconocimiento y la difusión de su obra.
Si uno de nuestros jóvenes se encuentra compelido al escándalo para atraer la atención sobre su trabajo.
Se debería considerar como un llamado.

Si no alcanza en el futuro, por causa de la saturación del método incidental, existe el riesgo si un joven creador apela a algo más contundente que seria entonces un accidente.
¿Buscará arrancarse una oreja en la escalinata de una Iglesia?
¿Provocará con insultos a los simpatizantes mas fanáticos en la hora de salida de un estadio?

¿Cómo sociedad acaso no tenemos la responsabilidad de prever accidentes? ¿De cuidar, estimular y proteger la producción artística?
Y si, además puede estar en peligro la integridad física de nuestra juventud creadora justifica atender el llamado.

El dia 23 de Junio de 2007 pagina 20 espacio “SOCIEDAD” un articulo al respecto ocupa media pagina y el epígrafe de la foto de una librería dice: “Luego de los incidentes, algunas personas se acercaron a las librerías a consultar por el libro”.
¿De que otra manera puede obtener un joven artista media pagina en un prestigioso diario?.

Resulta apropiado y urgente estimular una modificación en las políticas de los medios de difusión. Favorecer las noticias que involucran la juventud en su tarea creativa, imaginativa, y de producción social. Tal vez se descubra que hay una “otra juventud” paralela que escribe, pinta, baila y milita socialmente. Vale la pena el intento. Todos tendremos recompensa.



Daniel O. Requelme


www.danielrequelme.com.ar

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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