22 septiembre 2007
Una señal
Va, va y va. DJ Rolan lleva el brazalete de capitán de la Charlatan’s Crew. Sirve en bandeja el centro para que Francisco Bochatón remate. No ceja en su objetivo de imprimirle pasión a una noche como tantas. Yo estoy ahí, a su merced, serenamente distraído con la belleza de las new romantics que saltan a la vista de frente al escenario. Una de ellas se ha aplicado unas lágrimas brillantes bajo el ojo. Me dice que vino sola. «Vuelvo siempre a caminar/tratando de encontrar algo», canta Bochatón. Es una canción de Virus, le digo. “Debí soñar o imaginar/que en la calle estás rodando”, sigue la letra. Ya no hace falta que se diga más nada. Pero estamos hablando. “No puedo resistir esta realidad/dame pronto una señal”, entona el cantante y toma aire para el estribillo. Yo estoy mirando esas dos lágrimas brillantes. Y las seguiré viendo después del show, en otra parte, ya lejos de DJ Rolan y Bochaton, en una situación de ensueño sin atenuantes. Las veo ahora, todavía, cuando el sol está elevándose y su luz no opaca en brillo a esas dos lágrimas. “Es que tu cuerpo/va flotando por mi habitación/cierro los ojos/lo retengo en mi imaginación”. La señal me ha señalado y yo no soy quien para apartarme.
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