19 septiembre 2007

Aguafuerte

La corriente golpea contra el pecho. Empuja. Intenta detener. Pero no puede. Avanzamos. Somos las agujas de este reloj. Todavía tenemos pilas. Y estamos bailando la danza del salmón, precisamente. La que imperará el 10 de noviembre en Creamfields. A pocos metros del Suquía, que corre por su vida sobre un cauce de cemento. Perdemos gente en el trayecto. Ganamos frees para la barra. Ya casi me he olvidado de que zarpé de Humberto Primo y San Martín (a la vuelta del Boquete donde alguna vez supe comer todos los días el menú del día). Creo que luego me detuve, por así decirlo, en Faruk, donde TTM y Dancing Mood tensaron la cuerda. Muy bien me recibieron más tarde en Dorian Gray, según parece. Pero nada es tan así de cierto una vez que hemos mandado a la certidumbre a ver si llueve. Y a falta de lluvia, lo incierto se apodera del reino de la noche. Nosotros, pequeños salmones de la danza, seguimos despiertos. It Ain't Over Till It's Over o eso quiero suponer. No sé que dirán ustedes, pero creo que hemos vencido a la corriente otra vez. Que siga el baile.

1 comentario:

Julieta Fantini dijo...

Hoy lunes sienta mejor la de las pastillas que no me ayudan...
Sin embargo, a modern midnight conversation puede ser útil para los momentos de desesperación, de nadar contra la corriente. En la misma dirección, la dificil la que hace el salmón.

¿Chat?

Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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