24 diciembre 2007

La germinación del incendio

Una fiesta es fuego: se enciende, quema, arde, se eleva, se apaga. Y por la mañana sólo quedan las cenizas de quienes estaban en llamas durante la madrugada. DJ Gusti Ortegovsky parecía un Kraftwerk cuando a la medianoche arrancó el desmadre en Ochentoso. Con mis Charlatans reverdecidos como un colchón de arvejas, la gente se entregó al buen humor generalizado y asistimos a la germinación del festejo. Después... después la culpa fue de la dance session encabezada por Lexdínamo y Fer Caballero. Nuevos mundos musicales resultaron descubiertos, colonizados y libertos en contados minutos. Machete en mano, los adelantados abrían las picadas y nos invitaban a trascender por ellas. Turbas de amigos rondaban entre las mesas, animados por la fórmula mágica de chicas + cerveza. Notables y conspicuos asaltaron la pista sin darle tregua a los pinchadiscos. Y lo que en un comienzo aparentaba ser una chispa se convirtió en un incendio. Lanzallamas voluntarios nunca faltan cuando los bomberos brillan por su ausencia.


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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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