16 diciembre 2007

A mover


Listo. A otra cosa. Ahora muchos de los que no habían podido ver a Soda Stéreo en vivo, lo ven. Lo ven volver, así como nosotros lo vimos caer. El sponsor, feliz cuando la oscuridad se aterra ante el brillo de miles de pantallas. La gente, exultante cuando se canoniza a Córdoba como otra ciudad de la furia. Los marginados, dichosos al revolver entre los envases requisados por la policía. Y yo que no puedo parar de repetir ese estribillo (a mover el culo a mover el culo a mover el culo a), entonado como en broma sobre una base de reggaetón que le siguió a "Cuando pase el temblor". Y cruzo sobre el río donde alguna vez hice pic-nics (a mover el culo a mover el culo a mover el culo a), atravieso la plaza donde alguna vez lancé un frisbee (a mover el culo a mover el culo a mover el culo a) y me devoro un lomito completo en el bar donde alguna vez jugué al dominó (a mover el culo a mover el culo a mover el culo a). Soda Stéreo sigue sobre el escenario. Continuará allí todavía cuando yo llegue a mi casa, prenda la compu y mire el video de los Kuryaki. Cuando, después de haberme integrado a un evento gigante, disfrute del placer de sentirme el hombre más pequeño del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡que boludo!. bueno está demás decirlo.
Mejor habrá estado the police.
Los periodistas a veces se fascinan demasiado. Algunos que fueron a la primera presentación de esta farsa del rock no se animaron a la ironía sobre ese nefasto reggeton, claro el vip los omnubilo.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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