12 enero 2008

Beep beep

La pareja de chicos Vip se para a un costado y casi inmediatamente la atienden. Quiere pagar la tarjeta de crédito. El resto de los mortales respetamos la cola y estamos dispuestos a soportar más de una hora de pie hasta enfrentarnos al cajero. Pero ellos no, ellos son especiales. No nacieron para esperar. Ni para sufrir. Ni para llevar una existencia normal. Por eso, para ellos el Banco Francés habilitó una caja Vip. Así, en esos términos, "caja Vip". Una señora de unos 70 años, que a duras penas puede sostenerse, los mira indignada. Pero a ellos nada de eso los afecta. Viven una vida Vip. Barrio Vip, estacionamiento Vip, sector Vip en bares, restaurantes y discos, vehículo Vip, vestimenta Vip, vacaciones Vip. Una aristocracia ignorante y pretenciosa a la par de la cual la generación del '80 parece marxista leninista. Yo los observo de reojo. Están tomados de la mano. Son alienígenas. No conocen la vida real. Son habitantes del primer mundo a los que circunstancialmente les toca vivir en el tercero. Y todos somos víctimas de esa antigua manía de dividir a la gente en clases sociales. Una moda a la que la historia quiso pero no pudo cambiar.



3 comentarios:

Cloe dijo...

pero... cómo es eso? no lo entiendo?
hay en los bancos un servicio VIP ?
acá no existe eso (no al menos con ventanilla y carteles (si se hace, es sotto voce)
no entiendo el sistema... y cómo se tajea la sociedad-- como en la india?
alguien me lo explica?

Matías dijo...

No seran alienigenas atemporales estas personas VIP??
Sin embargo aparecen como cucarachas en día humedo de Córdoba en el momento y lugar menos indicado (lease: Colas para banco, Entradas a recitales, tarjeta ypf serviclub, etc.)

Es dificil vivir como mortal...sobre todo.

saludos (recien cai por sugerencia de una amiga al blog)

mati

Eugenia dijo...

bibi anderson
BB king
vivi tellas!

y seguro que hay más

saludis y feliz año, jean charles!

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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