25 febrero 2008

Guardia baja

Un viernes a la noche, en un cumpleaños, me di cuenta de que el verano había bajado la guardia. Ya no pudo seguir reteniendo a la gente en sus envases originales. La sucesión de días lluviosos no contribuyó a sostener una sensación estival. Y entonces, en el UV Pop Bar de Nueva Córdoba, percibí que el año había comenzado y que muchos volvían a su rutina nocturna como consecuencia de su regreso a la diurna. Conversaciones que retomaban temáticas interrumpidas en diciembre. O que abrían interrogantes que sólo el devenir de los meses debería encargarse de cerrar. Como una ironía, DJ Manic nos merodeó el alma con el "Holiday" de Madonna. "Just one day out of life/It would be, it would be so nice", se escuchó allá a lo lejos; casi apenas un susurro en el batifondo de risas y saludos estentóreos. Estábamos volviendo a la vida cotidiana, no hay duda. Ya al borde del décimo vaso de cerveza, yo me retiré junto al verano en busca de nuevos hemisferios. La cumpleañera instó al resto a dispersarse dentro del Ojo Bizarro. Y mi amigo Walter Ruben se radicó nomás en el UV, de puro galante. Total para él todo el año es carnaval.

3 comentarios:

Julieta Fantini dijo...

El verano nos hace vedettes a todos, y nos dá plumas donde teníamos jeans.
Fui verano (sic).
Cheers!
Beso
J.

Cora dijo...

Yo soy verano!!


Y ojalá me durara para el resto del año. Pero no. Volveré a tener el alma en tinieblas cuando empiece el invierno/medioevo.

Saludos Juank!

Anónimo dijo...

Esta verano yo baile madonna en una disco, fue el dos de febrero, era like a virgin.. Al fin . I could touch the sky with my hands. Aunque el verano termine, inevitablemente. Por suerte.(todo cuerpo)
Sexy.

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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