30 abril 2008

Lejos de los ojos

No sé qué se puede esperar de un back to back entre Martin Scorsese y Mick Jagger, pero igual entro al cine. Es la función de las nueve de la noche y la sala está casi vacía. La película "Shine A Light" apenas si soportará una semana en cartel en Córdoba. Así y todo, llegará mucho más lejos que "The Last Waltz", a la que hubo que ver en el cineclub del Instituto Peña, y que "No Direction Home", sólo accesible en DVD. Me molesta demasiado que Bill Clinton sea el anfitrión del show en el Beacon Theatre, sobre cuya realización trata este documental. Mucho menos me adapto a las chicas de la alta sociedad que baten palmas al borde del escenario. Me enerva que el rocanrol se haya convertido en esto. Resulta que ahora estamos a merced de una pléyade de ancianos que, de tan viejos, superan en edad a nuestros gobernantes. Y sólo las very important persons pueden ligar alguna de las púas que arroja Keith Richards, o la baqueta que lanza Charlie Watts. En esto pienso cuando Ron Wood posa los dedos sobre ese instrumento country que tan bien encaja con la melancolía. Cuando Mick Jagger recomienda "Find a girl with far away eyes" y Martin Scorsese registra la escena para la eternidad. Recién en ese momento me relajo. Y salgo a buscarla.


1 comentario:

Lori dijo...

las majestades son por lo menos el 50 por ciento mäs viejos que el presidente del pais en el que vivo... y entonces, lo que sucede, JuanK, es que los gobernantes cuentan anecdotas de infancia y adolescencia como fans de los viejos rockeros que siguen ahi, on stage... (escribo sin acento desde berlino, donde me encuentro,y... a propos, estoy right now en uno de esos bares que ha remixado la epoca oKupa y resistente para volverla glamour post-industrial pa turistas rastas... donde quedara algun rasgo de legitimidad? agghhhhh)

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Lejos de la cercanía

Lejos de la cercanía
“Cuando vivís es extraño todo lo que sucede”, dice el amigo Martín Toledo en su novela “Proximidad”. Martín, el que cayó aquella noche de 2004 desde el escenario de Casa Babylon. El que regresó a la superficie con los puños llenos de literatura. Llanto de Mudo fue la editorial que recogió esa furia y la convirtió en un libro. Más de 160 páginas en las que se cronica un fracaso tras otro. Porque, ya lo señala el propio autor, “cuando se quiere ser feliz comienzan las equivocaciones”. Y allá vamos entonces, cayéndonos y levantándonos, durmiéndonos y despertándonos. Cada vez más lejos y cada vez más cerca de la felicidad.

EL FANZINE

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